lunes, 2 de marzo de 2009

LAS MATEMÁTICAS NO SON EL COCO


Las Matemáticas no son el coco.



Te decía en la entrada anterior que las matemáticas no tienen por qué ser un obstáculo para nadie. Ten en cuenta que “las matemáticas se basan en una estructura del cerebro que es consustancial al género humano. Partiendo de esta evidencia, el niño es perfectamente capaz de entender esta materia y asimilar su lenguaje. Algunos necesitarán más esfuerzo y otros las cogerán más rápido. Lo importante es no desanimarse.”
Todo el mundo tiene capacidad para aprender matemáticas, pero es necesario que los profesores estén bien preparados. Y ahora no lo digo yo, sino Sebastiá Xambó, presidente de la Conferencia de Decanos de Matemáticas. Esta asignatura requiere por parte del alumno, cierta dosis de paciencia y esfuerzo, algo que entra en contradicción con el deseo de inmediatez presente en nuestros días. –dice en otro lugar.
Partiendo de investigaciones psicológicas y didácticas se ha demostrado que los niños de 6 a 12 años necesitan aprender matemáticas a través del juego, de la manipulación sobre los objetos, puesto que se encuentran en una fase eminentemente lúdica de su desarrollo. Es decir, se aprende jugando
Como este blogs no pretende ser ningún tratado de nada, sino meras anécdotas y experiencias en mi vida profesional, paso a contarte, querido amigo algunos de mis recuerdos.
En mi primera escuela ya tomé conciencia de todo lo que te comento. Los padres querían que sus niños supiesen mucho “de números”, que, al menos aprendiesen las “cuatro reglas” –suma, resta, multiplicación y división-. Hasta aquí normal en una sociedad rural que no necesitaba mucho más.
Pronto comencé a notar los primeros malos hábitos: los niños contaban con los dedos, se carecía de cálculo mental, los ejercicios y problemas eran demasiado repetitivos y fuera de la realidad del entorno del niño, las operaciones a que habían sido sometidos eran kilométricas -¿con objeto de que el alumno tardase mucho tiempo en resolverlas y así mantenerlo ocupado?-… Por todo lo cual me dispuse a aplicar algunos conceptos aprendidos en los libros y otros de mi experiencia personal.
1º .- Aplicando la teoría de los bloques lógicos de Dienes que se basan en cuatro cualidades muy próximas a los niños (el color, la forma, la medida y el grosor) y once atributos, se llega, combinándolos de todas las formas posibles, a 48 combinaciones posibles.
2º.- Mediante destrezas y habilidades, los niños adquieren progresivamente sentido numérico, es decir, la capacidad de aplicar buenos razonamientos cuantitativos en contextos reales. Uno de los materiales aconsejados eran las regletas de colores y el ábaco, algo inalcanzable en una escuela rural, por lo que tuve que sustituirlo por cajitas, bolsas de pipas vacías… etc.
3º.- En la formación geométrica utilicé el geoplano y el tangram, construídos por los mismos alumnos, que así, además, se vinculaban con la práctica de la psicomotricidad y de la expresión plástica.
Estas y otras estrategias, fruto de la observación, del estudio y de sus buenos resultados fueron orientando mi afición a las Ciencias. Así que, al estudio de las matemáticas siguió el estudio de las Ciencias Naturales, con la construcción de herbolarios, colecciones de insectos, de minerales, etc… con el objetivo de que el niño experimentase, manipulase, se motivase en la búsqueda de la verdad; intentando que se acostumbrase a preguntar todo lo que no entendiera.

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