domingo, 19 de octubre de 2008

Mis estudios de Magisterio

Al término de la Reválida de Cuarto existía la opción de hacer el Bachiller Superior o comenzar una carrera, entre las que se encontraba Magisterio. Ya te apunté, buen amigo, que, para estudiar por libre sólo me quedaba esta opción. A mi me hubiera apetecido estudiar periodismo, pero… no me lo podía permitir. Menos mal que la enseñanza era algo que me gustaba y por la que sentía desde muy pequeño una gran atracción.
Comencé, por tanto, a preparar las asignaturas por libre, esta vez bajo la tutela de una gran profesora, joven, bien preparada, que llevaba poco tiempo en el pueblo. Éramos un pequeño grupo y dábamos las clases en su casa. Recuerdo con muchísimo cariño sus clases de Literatura, pues ella me abríó el gusto por esta disciplina, por la lectura, por el análisis, por la poesía… También estaba bien dotada para las Matemáticas, la Historia, la Geografía… y bien que se notó su mano en nosotros, ya que aprobamos los dos primeros cursos con buenas notas. Pero tuve la desgracia de que se marchó destinada a otro pueblo y esto supuso un contratiempo para el curso de mis estudios. Ese año me preparé yo sólo pero, al ver que la cosa no iba bien del todo, me inscribí como alumno oyente de la Escuela de Magisterio de Jaén, en donde logré casi superar el curso, quedándome dos asignaturas que, más tarde, recuperé en Granada.
Y tú te preguntarás…¿Por qué cambiar de ciudad? La razón hay que buscarla siempre en el aspecto económico pues ahí se habia trasladado un gran amigo que, desinteresadamente me brindaba su casa para la época de los exámenes. Durante mis estudios estuve dando clases particulares en mi casa a niños del pueblo, con el objetivo de obtener algún dinero para costearme la carrera y así ser menos gravoso a mis padres y hermanos, a los que no tengo palabras de agradecimiento por sus muchos sacrificios. Para que yo estudiara ellos tenían que trabajar, no pudiendo contar conmigo para las faenas del bar.

(Con mi grupo de Aspirantes de A.C.)

Sólo en la época de vacaciones yo me incorporaba como ayudante de camarero, realizando todas las faenas que se me encomendaban. Nunca escuché ningún reproche por ese trato de favor que se me daba. Me consta que fueron muy generosos conmigo, lo que nunca dejé de agradecerles. Esta favorable actitud me hacía superarme en cada momento para corresponder a lo que hoy yo estoy seguro que se trataba de un cariño verdadero. Gracias, padres; gracias, hermanos…

No hay comentarios: