viernes, 26 de septiembre de 2008

Nueva vivienda



En este año de 1952 cambio de vivienda. Hemos salido ganando porque ésta es más moderna, tiene tres plantas y presenta la ventaja, aparte de otras, de que el bar ocupa la totalidad de la primera planta, quedando la segunda para la vivienda familiar. La tercera, para mi regocijo, también eran cámaras –o sea, trastero- en dónde yo me solía encontrar a mis anchas.
Esta casa estaba situada en la calle Duquesa de la Victoria, nº 4 y pertenecía a una de las familias más ricas del pueblo, la de Doña María López, que poseía una gran cantidad de ellas, yo diría que hasta una manzana entera. Ni que decir tiene que estábamos de alquiler pues los negocios de este tipo, en aquellos tiempos, apenas daban para comer y menos a una familia tan numerosa como la nuestra. Lo cierto fue que el negocio iba cada vez mejor debido también, quizá, a que España iba saliendo de la extrema ruina en que la había sumido la guerra civil.
Casi coincidiendo con este cambio de residencia yo empecé a estudiar el Bachillerato, para el que había que pasar por un riguroso Examen de Ingreso, que solía producirse sobre los diez años de edad. Así, someramente, te diré que este examen se componía de un dictado, en el que no podías tener más de tres faltas de ortografía, una cuenta de dividir, y un examen oral de todas las asignaturas. Para esta última prueba se disponían en un estrado varios profesores de Instituto quienes te iban preguntando sobre Lengua, Geografía, Historia, Matemáticas… etc, sacando después la nota media de todo, juntamente con las otras pruebas. Eso sí… si tenías más de tres faltas, o la cuenta de dividir mal, ya podías despedirte hasta septiembre… Quiero decirte que a esta edad, los conocimientos en las materias citadas podrían ser mucho más exigentes que los de un alumno actual de segundo o tercero de bachiller. Que no digo que esto sea mejor ni peor, sino sencillamente que era como te lo estoy contando. Para este examen tenías que desplazarte a Jaén, en donde se encontraba el único Instituto de Enseñanza Media de toda la provincia. Mi padre tuvo que llevarme primero a la estación de Linares-Baeza, de ahí coger un tren a Espeluy, y de esta estación otro a Jaén. Es decir, todo un día para recorrer los 90 kms. que separan mi pueblo de la capital. ¡Menos mal que aprobé a la primera, porque si no mi padre no iba a pasar por otra odisea como aquélla! Felizmente pude empezar a estudiar mi primer curso de Bachiller, por enseñanza libre a cargo de mis maestros de siempre. En un próximo capítulo contaré como eran aquellas clases y tipo de preparación, muy distinto al actual.Los niños que no podían estudiar, bien por falta de medios, bien por su bajo rendimiento o porque los padres no lo estimaban oportuno, seguramente porque los necesitaban para trabajar y aportar alguna ayuda a casa, seguían en las escuelas hasta los doce o trece años, siendo frecuente el absentismo escolar, sobre todo en la época de la recolección de la aceituna en que toda la familia trabajaba en ella. Algunos se iban de aprendices con carpinteros, zapateros, herreros, sastres, mecánicos ,etc… para aprender el oficio. Bien es verdad que no se ganaba nada pero aprendía para en el futuro tener su propio negocio. Otros trabajaban en el campo con sus padres y aprendían el cultivo de la tierra. Y muy pocos los que holgazaneaban por las calles…

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